jueves, 20 de enero de 2011

"Soledad simplemente comprendió que ya no amaba a Pablo. Lo miraba una y otra vez y se daba cuenta que ese sentimiento se había transformado en otra cosa. No había sensaciones de odio ni de rabia. Sencillamente se encontraba flotando en un estado cercano a la nada de la pareja. Una relación en punto muerto, que no le había enviado nota de aviso a ninguno de los dos y que los encontraba dormidos en dos planetas que no se tocan.
La tarde que Soledad lo miró a los ojos y le dijo que ya no deseaba estar con él, Pablo le preguntó por qué. Ella no supo que decir, sólo terminó de armar sus valijas y se fue, dejando cenizas de un fuego que hacia tiempo había dejado de arder."

Cada historia podría escribir un libro. Cada vivencia deja marcas. Cada fracaso debería enseñarnos. Pero el amor no sabe de matemáticas y mucho menos de razones a la hora del adiós. ...

No hay comentarios:

Publicar un comentario